La lagartija que bailaba samba

En un bosquecito situado detrás de una enorme montaña, vivían unos animales que se sentían un poco tristes, ya que los rayos del sol apenas saludaban aquel lugar. Los animales se habían contagiado de ese tono gris.

Un día, apareció una lagartija con un aspecto particular. Llevaba unas gafas de sol enormes, una mochila y una camisa muy colorida con dibujos de palmeras, a conjunto con unos pantalones cortos. Tenía una sonrisa que irradiaba felicidad y andaba con un ritmo que nadie había visto antes. Desentonaba en aquel bosque gris, apático y aburrido.

“- Oooolé! Hoola amigos ¡uy! veo que aquí estáis todos muy desaboridos. ¿Hay alguien que pueda decirme cómo se llama este bosque?, es que… no me figura en el mapa.” - les preguntó Rodi, que así se llamaba la lagartija.

El que parecía el gran jefe del lugar, un lobo autoritario y frío, le respondió:

“-Este bosque es tan oscuro y gris que decidieron no incluirlo en el mapa. El sol se olvidó de visitarnos. Y tú ¿a dónde vas con esa pinta?”

“- Ufff! ¡Ya veo que aquí no está el horno para bollos! Pues… yo voy viajando por el mundo para, precisamente, añadir en los mapas los lugares que no están. ¿Te das cuenta? Sin saberlo, he dado con uno de ellos. ¡Pero para incluirlo tengo que asegurarme que conocéis la alegría de vivir!” - Les comunicó la lagartija con tono entusiasta.

“- ¿Y eso qué es?” - preguntó el lobo.

“-¡Ya veo que aquí tengo un faenón! Vamos a ponernos manos a la obra. ¿Me podéis traer un equipo de música?” - les dijo Rodi.

Todos se quedaron con cara de tortuga, como si les estuviese hablando de ovnis.

“ -Aahaaá! ¡suerte que llevo mi móvil! Esta noche nos reunimos y empezamos a ponernos las pilas. ¡Os espero a todos eeehhh! Es un trabajo en el que todos tenemos que colaborar. ¡Juntos llegamos siempre más lejos!” - Les animó la lagartija.

Una vez llegada la noche allí estaban todos los animales: ardillas, zorros, liebres, mariposas y muchos más. Sus caras estaban inclinadas hacia abajo, como si estuviesen buscando algo perdido.

Rodi apareció de detrás de unos arbustos y al unísono una música sonaba de fondo; era imposible permanecer inmóvil. Rodi era un excelente bailarín y se movía al ritmo de la samba. Tenía tanto salero que contagió esa alegría a todos los animales.

“- ¡Veis amigos!, el baile y la música nos conecta a la alegría de vivir.”

Así fue cómo al día siguiente todos estaban alegres y Rodi aprovechó para invitarlos a ir de excursión hasta la cima de la enorme montaña que les ocultaba el sol. Cada uno de los animales llevaba su mochila y unas chirucas para poder caminar cómodamente.

Cuando llegaron a la cúspide de la montaña, descubrieron que justo al lado del bosque había un río y allí nada impedía que entrasen los cálidos rayos del sol.

Rodi muy contento les dijo: “-Woow! ¡Mirad que preciosidad! Amigos, cuando nos movilizamos y cambiamos nuestra perspectiva, descubrimos cosas que no hubiésemos imaginado; como por ejemplo que muy cerquita vuestro os esperaba cada día el sol. Además, habéis experimentado la magia del baile y la música, que ha abierto vuestros corazones y os ha permitido descubrir la alegría de vivir.

¡Ahora mismo os incluyo en el mapa!. ¡Me voy con la samba a otra parte!, allí donde aún no han descubierto este gran tesoro.

Haced que la música y el baile siempre marquen el ritmo de vuestra vida.”

¡Felices sueños pequeñ@s soñadores!

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