Alessandro no quiere ir a dormir

Había una vez un niño llamado Alessandro, quien cada noche se resistía a ir a dormir. Para él, el día era un mundo lleno de aventuras y descubrimientos, y no quería perderse ni un solo instante de diversión.

Alessandro solía inventar todo tipo de excusas para quedarse despierto. Decía que tenía sed y necesitaba otro vaso de agua, o que le dolía la barriga, o que tenía hambre y necesitaba comer una galleta con un vaso de leche. Sus padres intentaban explicarle que el descanso era importante para su crecimiento y bienestar, pero Alessandro simplemente no quería escuchar.

Una noche, cuando Alessandro volvió a inventar otra excusa para evitar ir a dormir, algo mágico sucedió. Un pequeño duende llamado Oliver apareció en su habitación. Oliver con una mirada traviesa y una sonrisa juguetona le dijo:

“-¡Hola, Alessandro! He escuchado que no quieres ir a dormir y he venido a acompañarte a que descubras el maravilloso mundo de los sueños, ¿Sabes qué? ¡Tengo un regalo para ti!. Si me acompañas en esta aventura, prometo que será tan emocionante, que no querrás perdértela".

Alessandro, sorprendido por la aparición del duendecillo, se emocionó ante la oportunidad de una aventura en plena noche. ¡Por fin podía seguir divirtiéndose! Así que, decidido a descubrir lo que Oliver tenía preparado, aceptó la propuesta.

Juntos, Alessandro y Oliver se adentraron al mundo de la fantasía. Navegaron por un océano de estrellas, saltaron de nube en nube y exploraron un bosque encantado. Cada rincón del universo nocturno estaba lleno de maravillas y sorpresas.

Mientras vivían esta increíble aventura, Alessandro comenzó a sentir que le invadía el sueño. Sus ojitos empezaron a cerrarse poco a poco, intentaba mantenerlos abiertos, pero le era imposible. Su cuerpecito le pedía descanso. Oliver, al notar lo que le ocurría a su nuevo amiguito, le susurró al oído:

“- Alessandro, Hoy ya tenemos que recogernos y dejar ir esta aventura, para que mañana al despertar estemos con mucha energía para poder vivir nuevas experiencias. El descanso es muy necesario para que nuestro cuerpo pueda regenerase, es decir ¡que mañana estemos nuevos!"

Alessandro, comprendiendo la sabia sugerencia de Oliver, accedió a regresar a casa y adentrarse en el mundo de los sueños. Se quedó dormido de inmediato, con una sonrisa y sueños llenos de las maravillas que había experimentado.

Desde aquel día, Alessandro aprendió que la hora de dormir no era el fin de la diversión, sino el comienzo de nuevos sueños y la preparación para las siguientes aventuras. Apreciaba el descanso como un tesoro valioso que le permitía vivir cada día con mucha energía y entusiasmo.

¡Felices sueños pequeñ@s soñadores!

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