El elefante Pepe y sus cosquillas

Había una vez un pequeño elefante llamado Pepe que era muy curioso y aventurero. Vivía en una selva rodeado de altísimos árboles y plantas exóticas. A menudo, se aventuraba a explorar la selva y descubrir cosas nuevas.

Un día, mientras caminaba por la selva, Pepe encontró una extraña planta con hojas brillantes y redondas. Siempre estaba entusiasmado por descubrir algo nuevo y decidió probar una de aquellas atractivas hojas. Inmediatamente después comenzó a sentir una extraña sensación por todo su cuerpo.

De repente, Pepe comenzó a estornudar y a sentirse un poco mareado, sus ojos giraban como unas peonzas. Su trompa se convirtió en una especie de fuentecilla de la que no dejaba de manar agua. Pepe, atónito, se preguntó qué estaba sucediendo. Entonces, comenzó a sentir una comezón en su piel y vio que estaba cubierto de manchas rojas.

Preocupado, Pepe corrió a ver a su mejor amigo, un mono llamado Pancracio. Era un mono muy inteligente y un gran conocedor de las plantas y los remedios naturales.

Cuando Pancracio vio a Pepe, supo inmediatamente qué estaba sucediendo.

"¡Esa es una planta de cosquillas!" dijo Pancracio. "Si la tocas, te hace cosquillas por todo el cuerpo y te hace estornudar".

Pancracio se rió y señaló la trompa de Pepe, de la cual seguía manando agua.

- ¡Pues yo no le veo la gracia!", "¿qué puedo hacer?" -preguntó Pepe preocupado.

Pancracio le dijo que la única forma de detener las cosquillas era darse un buen baño. "Pero no cualquier baño", dijo Pancracio. "Necesitas un baño de espuma".

Pepe, un poco escéptico, siguió el consejo de Pancracio y se dirigió al río más cercano. Allí, comenzó a hacer burbujas con su trompa y, poco a poco, empezaron a aparecer pompas de diferentes colores y tamaños. Pepe se divirtió muchísmo, y al mismo tiempo, casi sin darse cuenta, las cosquillas y las manchas rojas desaparecieron.

De repente, otros animales de la selva comenzaron a aparecer en el río, atraídos por las burbujas de colores. Los monos saltaban dentro y fuera del río, los pájaros chapoteaban en las burbujas y los hipopótamos se unían a la diversión.

Pepe se rió y se divirtió junto a sus amigos, disfrutando del espectacular baño de burbujas. Y así, en lugar de preocuparse por su incómoda experiencia con la planta de cosquillas, Pepe encontró una nueva forma de divertirse y disfrutar de su exploración en la selva.

A partir de aquel día, Pepe y sus amigos se reunían en el río para hacer burbujas y celebrar así las fiestas. Y Pepe se sintió feliz de haber convertido su incómoda experiencia en una experiencia divertida y alegre; y además, fue una gran motivación para que se adentrara a aprender el fascinante mundo de la botánica, y así, conocer más y mejor las plantas que le rodeaban.

¡Felices sueños pequeñ@s soñadores!

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