El cocodrilo presumido
Había una vez en el río Amazonas un cocodrilo llamado Carlitos. A diferencia de los demás cocodrilos, a Carlitos le encantaba arreglarse y ponerse guapo. Siempre llevaba consigo un pequeño estuche de maquillaje con el que se pintaba las escamas y los dientes.
Cuando era pequeño siempre se quedaba observando con admiración a su mamá mientras se arreglaba para ir a fiestas, a conciertos o a cualquier lugar donde la invitaran. Le hubiera encantado maquillarse él también pero su mamá nunca se lo permitía.
Un día, mientras paseaba por la orilla del río, Carlitos se encontró con un grupo de animales que nunca antes había visto. Había un flamenco rosa, un oso panda y un leopardo negro. Todos ellos parecían muy elegantes, pero lo que más llamó su atención fueron las uñas largas y coloridas del flamenco.
Carlitos quedó impresionado por la belleza de las uñas del flamenco y decidió que también quería tener unas uñas bonitas y brillantes. Así que se fue corriendo a su cueva en busca de su esmalte de uñas favorito.
Después de rebuscar entre sus cosas, encontró un bote de esmalte rojo muy brillante y empezó a pintarse las uñas de sus patas delanteras. Se tomó su tiempo, aplicando una capa tras otra hasta que las uñas estuvieron perfectamente cubiertas de esmalte rojo.
Cuando terminó, Carlitos estaba tan contento que decidió mostrarle sus nuevas uñas a sus amigos. Corrió de vuelta a la orilla del río, donde se encontraba el grupo de animales, y les mostró sus patas delanteras con las uñas rojas. Los animales no podían creer lo que veían, nunca antes habían visto a un cocodrilo con las uñas pintadas.
Carlitos se sintió muy orgulloso de sí mismo por haber hecho lo que sentía y decidió que a partir de ese momento siempre que le apeteciera se pintaría las uñas. Y así fue, Carlitos fue fiel a su corazón y se convirtió en el cocodrilo más coqueto y presumido de todo el río Amazonas.
Hasta mañana pequeñ@s sonadores!