El canguro que come plátanos

Había una vez un canguro llamado Paco que tenía un apetito muy particular: le encantaban los plátanos. Paco comía plátanos para desayunar, en el almuerzo y en la cena, y nunca se cansaba de ellos.

Un día, Paco dejó volar su imaginación y cortó los plátanos en pedacitos pequeños y los lanzó al aire, tratando de atraparlos con su boca mientras saltaba. Paco se divirtió mucho haciendo esto y decidió que quería perfeccionar su técnica.

Así que, todos los días, Paco practicaba saltar y atrapar plátanos en el aire. Llegó a ser tan bueno que incluso podía atrapar tres plátanos a la vez.

Un día, mientras practicaba en el parque, un grupo de canguros se acercó a él para ver qué estaba haciendo. Paco les mostró su habilidad para atrapar plátanos y les invitó a unirse a él. Pronto, todos los canguros estaban saltando y atrapando plátanos en el aire.

Pero de repente, se dieron cuenta de que no habían dejado suficientes plátanos para los demás animales del parque. Los monos, los koalas y los pájaros estaban todos mirando con disgusto mientras los canguros se comían todos los plátanos.

Paco se dio cuenta de que su obsesión por los plátanos había afectado a los demás animales del parque. Entonces, decidió compartir los plátanos con todos los otros animales.

Les entregó una gran cantidad de plátanos y les enseñó cómo atraparlos en el aire tal y como lo hacía él. De esta forma todos comenzaron a divertirse y a disfrutar de los plátanos, y Paco se sintió agradecido por haber compartido su pasión y por haber creado un momento de diversión para todos.

De esta forma, Paco descubrió que compartir lo que nos gusta es lo más gratificante. Además, aprendió que la obsesión por algo hace que tu corazón se cierre, en cambio la pasión, que nace de la paz y el amor que hay en ti, te hace compartir y disfrutar con los demás.

Felices sueños pequeñ@s soñadores!

Anterior
Anterior

La regadera

Siguiente
Siguiente

Biel aprendió a ir venciendo su timidez